
lunes, 2 de mayo de 2011
miércoles, 13 de abril de 2011
Relaciones de Pareja
Los seres humanos tenemos un impulso continuo por buscar el amor en sus distintas facetas. Todos nacemos con una fuente inagotable de amor, el cual por ser lo que es, no daña ni lastima. El conflicto se encuentra en las formas que hemos aprendido de expresar éste amor, que se manejan en un rango que va desde lo más saludable, provocando felicidad, bienestar y armonía; hasta lo más destructivo que lleva a la frustración, angustia, depresión, enfermedades, etc.
Es importante comprender la dinámica que se maneja en las distintas relaciones de pareja para así estar alerta a situaciones que obstaculicen el crecimiento y bienestar tanto propio como de nuestra pareja, y de esta manera tomar decisiones que nos permitan caminar hacia la humanización de ambos.
Para comenzar a entender cómo funcionan estas relaciones es necesario hacer una aclaración en cuestión de conceptos. El enamoramiento y el amor son dos cosas completamente distintas, incompatibles la una con la otra, es decir, no se dan nunca al mismo tiempo, lo cual no significa que una sea buena y otra mala.
Una relación de pareja comienza por la etapa del enamoramiento. Jorge Bucay, en su libro “El camino del encuentro” la describe de la siguiente manera:
“… estar enamorado es una pasión. Las pasiones, por definición, son emociones desenfrenadas, fuertes, absorbentes, intensas y fugaces como el destello de un flash, que son capaces de producir transitoriamente un exaltación en el estado de ánimo y una alteración de la consciencia del mundo del que la siente.
…Este caos emocional tiene, lamentable y afortunadamente, una duración muy corta. Digo lamentablemente porque mientras lo vivimos nos gustaría, a pesar de todo, permanecer en la fascinante intensidad de cada una de las vivencias, y digo afortunadamente porque creo que nuestras células explotarían si este estado se prolongara más allá de unas cuantas semanas.
Inmerso en esta pasión perturbadora, nadie puede hacer otra cosa que no sea estar, pensar o recordar a la persona de la cual se está enamorado...
… Estar enamorado es enredarse en un doloroso placer, el de la disolución en el otro.”
El enamoramiento es a fin de cuentas una trampa de la naturaleza al servicio de la evolución que busca asegurar la reproducción de la especie. Toda esta ansiedad por estar con el otro mantiene a la pareja unida por lo menos por el periodo de tiempo que dura el enamoramiento, el cual en su etapa más fuerte es solamente de 3 meses, sin embargo algunos autores consideran que se puede estar enamorado hasta por 3 años, pero con una intensidad mucho menor que los primeros tres meses.
Este lapso de tiempo (3 años) coincide con el periodo crítico de crianza de un bebé humano. El lograr que un bebé crezca hasta que pueda hacerse cargo de sus necesidades por sí mismo no es tarea fácil, de hecho es una de las crianzas más complicadas dentro del reino animal, pues a comparación de otras crías, un bebé no puede alimentarse ni protegerse por sí mismo durante mucho tiempo. Si se requiere de uno de los padres para que se haga cargo del bebé prácticamente las 24 horas del día, sobre todo durante los primeros meses, es necesario que haya un segundo padre proveyendo alimento y protección a la familia, lo que se asegura a través de la unión que promueve el enamoramiento.
Es de esta manera como la evolución encontró un camino para que pudiera sobrevivir la especie humana cuando aún continuábamos viviendo en tribus, el cual era un medio ambiente mucho más hostil que en una ciudad actual.
El enamoramiento es una etapa de mucha intensidad por lo que continuamente deseamos permanecer ahí. Sin embargo, después de entender cómo funciona es importante darse cuenta del riesgo que representa tomar decisiones importantes en esta etapa, ya que no las estamos tomando de manera consciente ni razonada, sino por la fuerza de la pasión que representa.
Llega un momento en que el encantamiento del enamoramiento se desvanece, ya que no se está basado en la realidad para percibir al otro como perfecto e imprescindible para nuestra felicidad. Es ahí cuando comienzan los problemas en la pareja, quedándonos con la sensación de haber sido engañados o defraudados por el otro, por no cumplir con todas las expectativas que teníamos en ellos. En este momento tenemos tres opciones:
1. Ante la realidad, nos damos cuenta que nuestra pareja no es la persona con la que queremos estar y decidimos terminar la relación.
2. Tratamos continuamente de regresar a la etapa de enamoramiento creando una relación de dependencia llena de altibajos emocionales.
3. Pasamos a la etapa de amor maduro, en donde desde una perspectiva mucho más realista decidimos continuar la relación aceptando al otro en su totalidad y sabiendo que el otro nos acepta de igual manera.
Durante esta etapa de amor maduro aparecen diversas emociones y sentimientos como la confianza, admiración, armonía y bienestar en la convivencia. Encontrarse en esta parte del camino no es sencillo, requiere de una gran cantidad de trabajo personal en donde:
1. Se hayan resuelto heridas que cargamos de la infancia.
2. Nos responsabilicemos de nosotros mismos y nuestra felicidad (no es responsabilidad de nuestra pareja)
3. Sepamos que en la vida nunca va a existir una garantía de unión con el otro.
Y es justamente este nivel crecimiento interior y la capacidad de aceptar los cambios de la vida la que le da sentido a la etapa de amor maduro, ya que al nunca poder asegurar la estancia del otro junto a nosotros, lo único que queda es vivir y disfrutar juntos el tiempo que decidamos entre los dos compartir. Es por esto que solamente a través de una libertad verdadera se puede acceder al amor en su expresión más pura.
Fuentes:
Taller: “El sentido del amor y el enamoramiento” de la Psic. Nancy Silva
Bucay, J. (2008) Hojas de ruta Ed. Océano. Buenos Aires, Argentina.
Es importante comprender la dinámica que se maneja en las distintas relaciones de pareja para así estar alerta a situaciones que obstaculicen el crecimiento y bienestar tanto propio como de nuestra pareja, y de esta manera tomar decisiones que nos permitan caminar hacia la humanización de ambos.
Para comenzar a entender cómo funcionan estas relaciones es necesario hacer una aclaración en cuestión de conceptos. El enamoramiento y el amor son dos cosas completamente distintas, incompatibles la una con la otra, es decir, no se dan nunca al mismo tiempo, lo cual no significa que una sea buena y otra mala.
Una relación de pareja comienza por la etapa del enamoramiento. Jorge Bucay, en su libro “El camino del encuentro” la describe de la siguiente manera:
“… estar enamorado es una pasión. Las pasiones, por definición, son emociones desenfrenadas, fuertes, absorbentes, intensas y fugaces como el destello de un flash, que son capaces de producir transitoriamente un exaltación en el estado de ánimo y una alteración de la consciencia del mundo del que la siente.
…Este caos emocional tiene, lamentable y afortunadamente, una duración muy corta. Digo lamentablemente porque mientras lo vivimos nos gustaría, a pesar de todo, permanecer en la fascinante intensidad de cada una de las vivencias, y digo afortunadamente porque creo que nuestras células explotarían si este estado se prolongara más allá de unas cuantas semanas.
Inmerso en esta pasión perturbadora, nadie puede hacer otra cosa que no sea estar, pensar o recordar a la persona de la cual se está enamorado...
… Estar enamorado es enredarse en un doloroso placer, el de la disolución en el otro.”
El enamoramiento es a fin de cuentas una trampa de la naturaleza al servicio de la evolución que busca asegurar la reproducción de la especie. Toda esta ansiedad por estar con el otro mantiene a la pareja unida por lo menos por el periodo de tiempo que dura el enamoramiento, el cual en su etapa más fuerte es solamente de 3 meses, sin embargo algunos autores consideran que se puede estar enamorado hasta por 3 años, pero con una intensidad mucho menor que los primeros tres meses.
Este lapso de tiempo (3 años) coincide con el periodo crítico de crianza de un bebé humano. El lograr que un bebé crezca hasta que pueda hacerse cargo de sus necesidades por sí mismo no es tarea fácil, de hecho es una de las crianzas más complicadas dentro del reino animal, pues a comparación de otras crías, un bebé no puede alimentarse ni protegerse por sí mismo durante mucho tiempo. Si se requiere de uno de los padres para que se haga cargo del bebé prácticamente las 24 horas del día, sobre todo durante los primeros meses, es necesario que haya un segundo padre proveyendo alimento y protección a la familia, lo que se asegura a través de la unión que promueve el enamoramiento.
Es de esta manera como la evolución encontró un camino para que pudiera sobrevivir la especie humana cuando aún continuábamos viviendo en tribus, el cual era un medio ambiente mucho más hostil que en una ciudad actual.
El enamoramiento es una etapa de mucha intensidad por lo que continuamente deseamos permanecer ahí. Sin embargo, después de entender cómo funciona es importante darse cuenta del riesgo que representa tomar decisiones importantes en esta etapa, ya que no las estamos tomando de manera consciente ni razonada, sino por la fuerza de la pasión que representa.
Llega un momento en que el encantamiento del enamoramiento se desvanece, ya que no se está basado en la realidad para percibir al otro como perfecto e imprescindible para nuestra felicidad. Es ahí cuando comienzan los problemas en la pareja, quedándonos con la sensación de haber sido engañados o defraudados por el otro, por no cumplir con todas las expectativas que teníamos en ellos. En este momento tenemos tres opciones:
1. Ante la realidad, nos damos cuenta que nuestra pareja no es la persona con la que queremos estar y decidimos terminar la relación.
2. Tratamos continuamente de regresar a la etapa de enamoramiento creando una relación de dependencia llena de altibajos emocionales.
3. Pasamos a la etapa de amor maduro, en donde desde una perspectiva mucho más realista decidimos continuar la relación aceptando al otro en su totalidad y sabiendo que el otro nos acepta de igual manera.
Durante esta etapa de amor maduro aparecen diversas emociones y sentimientos como la confianza, admiración, armonía y bienestar en la convivencia. Encontrarse en esta parte del camino no es sencillo, requiere de una gran cantidad de trabajo personal en donde:
1. Se hayan resuelto heridas que cargamos de la infancia.
2. Nos responsabilicemos de nosotros mismos y nuestra felicidad (no es responsabilidad de nuestra pareja)
3. Sepamos que en la vida nunca va a existir una garantía de unión con el otro.
Y es justamente este nivel crecimiento interior y la capacidad de aceptar los cambios de la vida la que le da sentido a la etapa de amor maduro, ya que al nunca poder asegurar la estancia del otro junto a nosotros, lo único que queda es vivir y disfrutar juntos el tiempo que decidamos entre los dos compartir. Es por esto que solamente a través de una libertad verdadera se puede acceder al amor en su expresión más pura.
Fuentes:
Taller: “El sentido del amor y el enamoramiento” de la Psic. Nancy Silva
Bucay, J. (2008) Hojas de ruta Ed. Océano. Buenos Aires, Argentina.
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