jueves, 18 de febrero de 2010

Sesión 8: La Experiencia en San Ignacio

ORIENTACIÓN EDUCATIVA II
CUARTO DE BACHILLERATO
2°SEMESTRE SEMESTRE.

LA EXPERIENCIA

Para Ignacio significaba «gustar de las cosas internamente». En primer lugar esto requiere conocer hechos, conceptos y principios. Exige que uno sea sensible a las connotaciones y matices de las palabras y a los acontecimientos, que analice y valore las ideas, que razone.

Sólo con una exacta comprensión de lo que se está considerando se puede llegar a una valoración acertada de su significado. Sin embargo, la experiencia ignaciana va más allá de la comprensión puramente intelectual. Ignacio exige que «todo el hombre», - mente, corazón y voluntad -, se implique en cada una de las experiencias. Anima a utilizar tanto la experiencia, la imaginación y los sentimientos, como el entendimiento.

Las dimensiones afectivas del ser humano han de quedar tan implicadas como las cognitivas, porque si el sentimiento interno no se une al conocimiento intelectual, el aprendizaje no moverá a una persona a la acción. Por ejemplo, una cosa es saber que Dios es Padre. Pero para que esta verdad sea vida y llegue a ser efectiva, Ignacio nos hará sentir la ternura con la que el Padre de Jesús nos ama y cuida de nosotros, perdonándonos. Y esa experiencia más profunda puede hacernos caer en la cuenta de que Dios comparte su amor con todos los hermanos y hermanas de la gran familia humana. En lo profundo de nuestro ser podremos sentirnos impulsados a preocuparnos de los demás, -de sus alegrías y sus penas, sus esperanzas, sus pruebas, de su pobreza y la injusticia que padecen- y a querer hacer algo por ellos. Aquí están implicados el corazón y la cabeza, la persona en su totalidad.

Por lo tanto, usamos el término EXPERIENCIA para describir cualquier actividad en la que, junto a un acercamiento cognoscitivo a la realidad de que se trata, el hombre percibe un sentimiento de naturaleza afectiva. En cualquier experiencia, la persona percibe los datos cognitivamente. A fuerza de preguntarse, imaginar e investigar sus elementos y relaciones, el hombre estructura los datos en una hipótesis. «¿Qué es esto? ¿Se parece a lo que ya conozco? ¿Cómo funciona?» Y sin mediar una elección deliberada surge ya la reacción afectiva espontánea, por ejemplo: «Me gusta... Me da miedo... No me van este tipo de cosas... Es interesante... Me aburro...»

Por ejemplo, dentro de un salón de clase el profesor puede percibir con frecuencia cómo los sentimientos de los alumnos les ayudan a crecer. Pues es raro que un alumno experimente algo nuevo en el estudio y no lo relacione con lo que previamente conoce. Los nuevos hechos, ideas, puntos de vista, o teorías, suponen casi siempre un desafío a lo que el alumno sabe sobre el tema. Esto implica un crecimiento, una comprensión más plena, que pueden modificar o cambiar los conocimientos que uno creía poseer ya satisfactoriamente. La confrontación de un nuevo conocimiento con lo que uno ya sabe, especialmente cuando lo nuevo no encaja exactamente con lo conocido, no puede limitarse simplemente a la memorización o asimilación pasiva de datos adicionales. El alumno se inquieta al darse cuenta de que no entiende las cosas plenamente. Y esto le empuja a nuevos intentos para comprender mejor, -análisis, comparaciones, contrastes, síntesis, evaluación-, todo tipo de actividades mentales y psicomotrices, en las que los estudiantes están atentos a captar la realidad más profundamente.

La experiencia humana puede ser directa o indirecta:

- Directa

Una cosa es leer en el periódico que un huracán ha arrasado las ciudades costeras de Puerto Rico. Se conocen quizás los hechos: la velocidad del viento, la dirección, el número de víctimas mortales y heridos, la extensión y localización de los daños materiales. Pero ese conocimiento meramente intelectual, puede dejar al lector distante y frío respecto a las dimensiones humanas de la tormenta. Es muy diferente estar a la intemperie cuando sopla el viento, y uno siente la fuerza de la tormenta y el peligro inmediato que corre su vida, su hogar, y todas sus posesiones, y siente el miedo en sus entrañas porque teme por su vida y la de sus vecinos mientras el silbido del viento le ensordece. Es claro en este ejemplo que la experiencia directa generalmente es más fuerte y afecta más a la persona. En el contexto académico la experiencia directa suele ocurrir en las relaciones interpersonales tales como conversaciones o debates, hallazgos en el laboratorio, trabajos de campo, prácticas de servicio social, actividades deportivas, u otras cosas semejantes.

- Indirecta

En los estudios la experiencia directa no es siempre posible. El aprendizaje se consigue con frecuencia a través de experiencias indirectas, leyendo o escuchando una lectura. Será necesario enriquecer el contexto histórico, las implicaciones temporales de aquello que se está estudiando, así como los factores culturales, sociales, políticos y económicos que en esa época hayan afectado a la vida de las personas.

En las fases iniciales de la experiencia, sea directa o indirecta, las personas perciben simultáneamente los hechos y sus respuestas afectivas. Pero sólo estructurando estos datos se puede captar la experiencia en su integridad, respondiendo a preguntas como: «¿Qué es esto?» y «¿Cuál es mi reacción?».
A.M.D.G