jueves, 6 de mayo de 2010

Confrontación

El confrontar a las personas, es una de las experiencias más eficaces en las interacciones humanas. Sin embargo, es importante profundizar en el tema pues así como puede ayudar al crecimiento y fortalecimiento de las personas implicadas o la relación, puede provocar la destrucción de las mismas. Quizá por su fuerza, la confrontación se ha "desprestigiado", pues de ser mal manejada puede tener resultados negativos, al convertirla en una oportunidad de criticar o dejar al descubierto los sentimientos de las personas, provocando un posible perjuicio en ellas. Estos ejemplos representan falsas ideas preconcebidas del significado y del propósito de la confrontación en grupos de crecimiento. La Confrontación no siempre tiene resultados negativos. Por ejemplo, puede ser positivo y dirigido hacia el fortalecimiento de los demás o estimular el cambio.



Objetivos de la confrontación:



I. Enfrentar la conducta de los demás de manera constructiva.



II. Fomentar el dar y recibir retroalimentación o revire entre los involucrados.



III. Descubrir los sentimientos involucrados en el proceso de dar y recibir retroalimentación, es decir, conocerse mejor a uno mismo en situaciones de posible incomodidad interna.



En una confrontación hay dos partes:



El confrontante y el confrontado.



Es muy importante saber que el confrontante siempre habla a partir de lo que él es, por lo cual es muy probable que la debilidad o defecto de la persona que se está confrontando sea en realidad una proyección del confrontante. Esto sucede por un mecanismo de defensa (funcionan de manera inconsciente) llamado proyección, en donde vemos las partes que no aceptamos y no nos gustan de nuestra personalidad reflejadas en el otro. Por ejemplo: He sido víctima de bullying y no he sabido poner límites a los compañeros que me molestan. Observo que a alguien molesta a mi hermano pequeño, por lo que mi reacción es “confrontarlo” hablando con él diciéndole que no se deje, que tiene que aprender a poner límites y lograr que todos sus compañeros sepan que lo tienen que respetar. Es posible que mi hermano pequeño solamente haya estado jugando y no tenga problemas poniendo límites a los demás, y en realidad proyecté mis propios miedos en él y en su situación. Es decir, el problema era mío más que de él.



A lo anterior se le llama mecanismo de proyección, por lo que antes de confrontar a la otra persona debo analizar en mi interior el por qué me molesta tanto ese detalle del otro, y al confrontar debo estar también abierto a recibir revires o retroalimentaciones.



La confrontación debe llevarse a cabo en un ambiente de respeto y nunca hacerlo con el fin de lastimar a la otra persona o acrecentar mi orgullo.



El confrontado está invitado a tener una actitud abierta ante la confrontación o retroalimentación que le hacen, ya que le hablarán de aspectos que pueden ser incómodos para él mismo y es común que responda protegiéndose y defendiéndose (lo cual no le ayudará a su crecimiento); o puede escuchar, valorar si lo que le están diciendo es real y decidir tomar en cuenta la retroalimentación o no, de acuerdo a la valoración que ha hecho de sí mismo frente a esta confrontación.





Las personas escuchan verdaderamente cuando están listas para recibir el aprendizaje y cambiar lo necesario en su conducta para ser un mejor humano.




SUGERENCIAS QUE INVITEN AL CONFRONTADO.



Probablemente el confrontado obtendrá más provecho de una confrontación sí él:



a. Lo acepta como una invitación a explorarse a sí mismo.



b. Está dispuesto a descubrir cómo es percibido por los demás.



c. Esta dispuesto a tolerar la desorganización temporal que pueda resultar de la confrontación.



d. Responde acorde a la confrontación, en lugar de responder de una manera estereotipada, tal como aceptar todas las confrontaciones como verdaderas o considerarlas siempre opiniones inválidas.




La confrontación destructiva




Cuando se cae en una dinámica de "confrontar todos los días" (relaciones codependientes o neuróticas), lo mejor es dejar de lado la confrontación para que no sea destructiva y solamente poner límites a la otra persona (con amor, respeto y firmeza) para que entienda que no puede lastimarnos ni estamos dispuestos a permitirlo.




Lo que se busca en la confrontación, como ya se mencionó antes, es el fortalecimiento del otro y la formación de un ambiente sano y apto para el crecimiento y disfrute de los involucrados.





La confrontación es un arma de dos filos, puede construir o destruir al otro y/o a la relación, por lo que es muy importante ser asertivos, sinceros, decir las cosas completas, claras y de frente y sin lastimar al otro.